Pasadas las Navidades, solemos descansar un tiempo – no muy
largo – antes de empezar a pensar en las siguientes fiestas, las de los
Carnavales. Todos nos hemos disfrazado por lo menos una vez en nuestra vida,
todos hemos participado en los desfiles, en las galas y en toda y cada una de
las celebraciones de esta semana de locura y desenfreno. Es imposible hablar de
los Carnavales sin tener que pensar en las islas canarias, y en particular modo
en la isla de Tenerife, cuyo Carnaval es el segundo más importante del mundo
después del de Rio de Janeiro. A pesar de la importancia que tiene el Carnaval
chicharrero, el de Lanzarote también nos ofrece sus peculiaridades y momentos
divertidos, mágicos y únicos.
Así que, a pocas semanas de celebrarse el Carnaval, os quiero
informar un poco de cómo los “conejeros” viven y se preparan para esta fiesta.
Durante una semana, toda la isla se llena de disfraces,
máscaras, maquillajes, colores, olores y se escucha constantemente la típica
pregunta de "¿me conoces, mascarita?"
Característica de los carnavales de Lanzarote ( y de
Canarias en general) es la presencias de las llamadas murgas
en los cosos (los clásicos desfiles
de carnaval con sus carrozas, disfraces y grupos varios). Las murgas no son nada más que grupos de personas
que cantan críticas hacia la sociedad, los problemas políticos de mayor
actualidad, el todo hecho con mucha ironía y humor. La base de estas
composiciones son canciones famosas a las que se cambian las letras. Son grupos
que incluyen a más de 20 personas cada uno y cada grupo es acompañado siempre
por percusiones. Cada año se celebran concursos así que ya mese antes de que
empiece el carnaval las murgas se reúnen para empezar a ensayar, cada grupo
lucha honradamente para llegar a ser el primero en esta competición donde la
alegría es la reina suprema.
Uno de los desfiles
por excelencia en el carnaval canario, es el "entierro de la
sardina", símbolo del fin de las fiestas. La parodia consiste,
básicamente, en acompañar al "muerto". El cortejo fúnebre está
compuesto por amigos, familiares y seguidores incondicionales de la sardina,
que salen a la calle para decir el último adiós a quien tantos goces ha
proporcionado en los días del carnaval. Así se lleva hasta una hoguera donde se
quema el "cadáver". El entierro de la sardina carnavalesco se celebra
tradicionalmente el miércoles de Ceniza y en él se entierra simbólicamente al
pasado, a lo socialmente establecido, para que puedan renacer con mayor fuerza,
para que surja una nueva sociedad transformada.
Y así es cómo se celebra el Carnaval en los principales
municipios de la isla. Algo muy típico del carnaval de la villa de Teguise son "los diabletes", que simbolizan al
macho cabrío con sus cuernos y larga lengua roja. Inicialmente, en el siglo XVII, estos personajes salían acompañando a la
procesión del Corpus Christi, hasta que fueron prohibidos por la Iglesia. En
los desfiles de hoy en día, los diabletes salen ataviados con traje de color
blanco pintado con líneas oblicuas y lunares rojo y negro. Llevan una máscara
que semeja la cara de un toro; se adornan el torso con collares de esquilas
rematadas con cascabeles y en la mano llevan un látigo con una bolsa de cuero
rellena de papel, con el que golpean a todos los que salen a su paso.